Al paciente pediátrico no se puede atender como si fuera un adulto pequeño. El metabolismo del bebé es más rápido; todo funciona a un ritmo más veloz, la frecuencia del pulso es acelerado; la reacción a los medicamentos es más pronta y más intensa. Y desde luego, el recién nacido no puede decirle nada a el médico acerca de su padecimiento, por lo que es necesario un diagnóstico más preciso.
Los instrumentos de la cirugía pediátrica están reducidos a escala. Existen mascarillas anestésicas aún más pequeñas que una bocina telefónica. Las pinzas para sujetar vasos sanguíneos son tan delgadas como un pasador para el pelo (las que se emplean en los adultos llegan a tener el grosor de un lápiz). “En base a esto los propios cirujanos deben tener un temperamento especial porque manipulan estructuras muy finas”.
La cirugía del recién nacido ha avanzado a pasos agigantados durante los últimos 40 años. En gran parte la cirugía neonatal ha avanzado gracias a los adelantos logrados en las técnicas que las auxilian, tales como la terapia intensiva, la anestesia pediátrica y los sistemas de diagnóstico.
Las pruebas de ultrasonido y los análisis de líquido amniótico han contribuido a los diagnósticos tempranos de muchos defectos congénitos, lo que ha permitido prescribir tratamientos más eficaces y oportunos.
Todo esto contribuye a salvar miles de vidas y dar a los recién nacidos la oportunidad de disfrutar de una vida plena y normal, y constituye uno de los más grandes avances de la medicina moderna
Dr. Gonzalo Milán
Pediatra y Cirujano Pediatra Médicos Culiacán
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